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Rómulo Cuartas: “Santa Teresa es una Santa a la que se le atrasó mucho el nombramiento de doctora, pero se le adelantó el de Santa”

Congreso Internacional “Mujer Excepcional. Cincuenta años del Doctorado de Santa Teresa de Jesús”

Ávila, 13 de abril de 2021

San Pablo VI y Santa Teresa de Jesús como dos modelos de Santidad ha sido el tema principal de la ponencia del Dr. Rómulo Cuartas Londoño ocd, enmarcada dentro del Congreso Internacional “Mujer Excepcional. Cincuenta años del Doctorado de Santa Teresa de Jesús” organizado por el Obispado de Ávila, los Carmelitas Descalzos y la Universidad Católica de Ávila (UCAV), con la colaboración de la Universidad Católica Eichstätt-Ingolstadt.

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Para el Dr. Rómulo Cuartas, ambas personalidades están muy relacionadas: “Pablo VI quedó muy emparentado con Santa Teresa porque él fue quien decidió promover y ejecutar la declaración de la Santa como Doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970”.  

Tal como ha señalado Rómulo Cuartas, “Santa Teresa es una Santa a la que se le atrasó mucho el nombramiento de doctora, pero se le adelantó mucho el de Santa porque ya antes de morir todo el mundo la reconocía como La Santa”. Además, añade que “es un modelo de Santidad que no apunta al más allá, sino que hace todo lo posible porque lo vivamos y lo celebremos en el más acá”.

Para iniciar su ponencia, Rómulo Cuartas ha repasado los primeros pasos de Santa Teresa, donde ha destacado que su camino a la santidad es descrito por ella misma con “tintes claramente paradisíacos, donde todo era bueno y nada le estorbaba para acoger la gracia de Dios y permitirle una vida totalmente pura y fiel, presentando el contraste de la tentación y la caída, para seguir en un proceso de sucesivas levantadas y caídas hasta llegar a lo que se ha llamado la conversión definitiva”.

También ha analizado cómo se revela para la Santa la Trinidad a partir de su conversión en 1554: “La Trinidad se desvela para la Santa en la persona concreta de Jesucristo, descubierto como aquel que tanto había pasado por ella. Su respuesta es reconocer «lo mal que había agradecido aquellas llagas», quedar muy desconfiada de sí, poner toda su confianza en Dios y centrarse en la persona de Jesucristo hombre. A partir de aquí toda su vida queda determinada por el trato de amistad con él y por su decisión de contentarle siempre”.

La etapa final de la vida de Santa Teresa –ha explicado Rómulo Cuartas– estuvo “centrada definitivamente en el Dios Uno y Trino” que permitieron que la Santa hiciese “nuevas lecturas integradoras de su proceso”.

Sobre San Pablo VI, recientemente canonizado y declarado Santo- ha señalado Rómulo Cuartas que es “uno de los Papas, más y mejor preparado para su ministerio de la Historia de la Iglesia. Y no porque él se lo propusiera o lo buscara -que bastante temió y esquivó su elección hasta el último momento- sino porque acercándonos a su biografía con sus condiciones personales, la coyuntura histórica de su periplo vital, los diversos cargos y ministerios que le fueron encomendados y la espontaneidad y naturalidad con que acogió la gracia, revela una verdadera manifestación del Espíritu Santo en una etapa tan singular de la historia como lo fue el siglo XX”.

Además, señala sobre San Pablo VI que “los testigos de los procesos de beatificación y canonización resaltan de manera especial su identificación con Cristo, aunque no tenían que hacer mucho esfuerzo pues en San Pablo VI fue un rasgo de santidad especialmente notorio y percibido, no únicamente en confesiones puntuales, sino en la globalidad de su vida. Esto lleva a afirmar que siendo en su experiencia, ministerio y testimonio muy rica la presencia y muy manifiesta la acción del Espíritu Santo, toda conduce a Cristo: el Espíritu permite a San Pablo VI conocer, amar, confiar, vivir y obrar en Cristo hasta ser configurado con Él y como Él entregarse a la Iglesia y a la Humanidad”.

Como conclusión final, Rómulo Cuartas ha indicado que “lo más aconsejado es no tratar de hacer comparaciones o buscar puntos de convergencias o divergencias entre estos dos santos. Son muy originales en todo”. Aunque señala que lo que sí se puede hacer es “penetrar en su vida y escritos para ver cómo los dos, viviendo en creciente comunión con Cristo y con su Cuerpo que es la Iglesia -cada uno en su época, estado y ministerio- proyectan y contagian una muy seductora imagen de Jesucristo y confirman la convicción de que el proyecto de santidad que Dios tiene para cada uno es tan personalizado que muchas veces ni se alcanza a percibir su obra en nosotros”.